miércoles, 30 de junio de 2010

Fin de curso



Hoy es un día triste y a la vez alegre, pues es el último día de trabajo en el cole. Y llegado este momento, es hora de reflexionar sobre el tiempo pasado en él.

Comencé a mediados de noviembre y he conseguido acabar el curso, lo cual es todo un logro dentro del mundo de los interinos, y estoy muy contenta por ello.

He de decir que cuando me ofrecieron la sustitución y supe que era media jornada, estuve a punto de decir que no (por razones económicas, claro está). Pero tras darle muchas vueltas, me tiré a la piscina! y es que la idea de poder permanecer en un mismo destino practicamente todo el curso, y además, no muy lejos de casa, era muy tentadora. Y allí que me fui. Y me ha salido bien. Francamente bien. He tenido mucha suerte con el horario, porque me ha permitido continuar con mis actividades, estudios, aficiones... También con los compañeros, que me han tratado como una más desde el principio; y afortunadamente también con los niños, con los que he disfrutado haciendo música.

Por primera vez he podido trabajar a lo largo de un curso con los mismos alumnos, observando sus progresos, poniendo en práctica mis ideas, utilizando mis recursos, aprendiendo cada día. Por primera vez he sentido que hacía MI trabajo, no el de otra persona a la que sustituía. Por primera vez he conocido a todo un claustro de profesores, y por primera vez todo un claustro me ha conocido a mi.


Por todo esto el Bisbe Climent ha sido especial para mi. Porque en él casi olvidé que era interina y finalmente dejé de serlo.


Gracias Bisbe Climent.

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