Estos días se está hablando mucho
del adoctrinamiento en las aulas, cosa que me ha llevado a reflexionar sobre mi
labor docente, y me he llegado a plantear la siguiente cuestión:
¿Estoy adoctrinando a mis alumnos? Entonces,
antes de responder he buscado en la RAE la definición de la palabra adoctrinar:
Adoctrinar: Inculcar a alguien determinadas ideas o creencias.
Y después de mucho pensar… creo
que sí. Estoy adoctrinando. Os explico.
Si cuando un niño le dice a otro “no
llores, que pareces una niña” yo
intervengo, explicando que todos tenemos
derecho a expresar nuestros sentimientos, independientemente de nuestro
género, entonces sí, estoy adoctrinando.
Si cuando una niña le dice a otra
“gafotas” yo intervengo, le digo que no tiene que insultar a nadie, ya que a
ella tampoco le gustaría que se lo hicieran, y que hay que respetar a todos tal y como son, con sus virtudes y defectos,
entonces sí, estoy adoctrinando.
Si cuando un grupo de alumnos
llaman “chino” de manera despectiva a otro, yo intervengo y explico que eso no
se debe hacer, ya que es ofensivo y todos
somos personas independientemente de nuestro color, raza o nacionalidad, entonces
sí, estoy adoctrinando.
Si cuando un alumno me pregunta
si una niña puede ser bombera yo intervengo y le digo que sí, porque tu género no te dice que profesiones puedes
o no puedes hacer, entonces sí, estoy adoctrinando.
Si cuando escucho a una niña
llamar “maricón” a un compañero
porque estudia ballet yo intervengo, le explico que los gustos o aficiones de
una persona no determinan su orientación
sexual, y aunque así lo fuera, tampoco es de su incumbencia ni debe menospreciar a nadie por ello. Entonces
sí, estoy adoctrinando.
Y así podría seguir un buen rato,
contándoos más ejemplos reales (como los de arriba), pero más o menos el mensaje
es el mismo. Adoctrino, sí, pues estoy inculcando en mis alumnos ideas como:
igualdad entre hombres y mujeres, la
riqueza de la diversidad lingüística, de raza o nacionalidad, respeto a las
personas independientemente de su orientación sexual, el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y
libertades fundamentales, vamos, les
estoy enseñando a vivir en sociedad.
Lo que pasa es que yo prefiero
sustituir la palabra adoctrinar por educar. Educar en la diversidad, la
igualdad, el respeto a todas las personas independientemente de su origen,
color, sexo, raza, orientación sexual… Vamos, lo que dice la Constitución.
Así que cuando creáis que por dar
una charla a vuestros hijos en la escuela estamos adoctrinando, pensad que lo
hacemos todo el tiempo.