miércoles, 30 de junio de 2010

Fin de curso



Hoy es un día triste y a la vez alegre, pues es el último día de trabajo en el cole. Y llegado este momento, es hora de reflexionar sobre el tiempo pasado en él.

Comencé a mediados de noviembre y he conseguido acabar el curso, lo cual es todo un logro dentro del mundo de los interinos, y estoy muy contenta por ello.

He de decir que cuando me ofrecieron la sustitución y supe que era media jornada, estuve a punto de decir que no (por razones económicas, claro está). Pero tras darle muchas vueltas, me tiré a la piscina! y es que la idea de poder permanecer en un mismo destino practicamente todo el curso, y además, no muy lejos de casa, era muy tentadora. Y allí que me fui. Y me ha salido bien. Francamente bien. He tenido mucha suerte con el horario, porque me ha permitido continuar con mis actividades, estudios, aficiones... También con los compañeros, que me han tratado como una más desde el principio; y afortunadamente también con los niños, con los que he disfrutado haciendo música.

Por primera vez he podido trabajar a lo largo de un curso con los mismos alumnos, observando sus progresos, poniendo en práctica mis ideas, utilizando mis recursos, aprendiendo cada día. Por primera vez he sentido que hacía MI trabajo, no el de otra persona a la que sustituía. Por primera vez he conocido a todo un claustro de profesores, y por primera vez todo un claustro me ha conocido a mi.


Por todo esto el Bisbe Climent ha sido especial para mi. Porque en él casi olvidé que era interina y finalmente dejé de serlo.


Gracias Bisbe Climent.

martes, 15 de junio de 2010

La dura vida del maestro interino: capítulo tercero, la vida fuera del cole


Ya estamos en el tercer capítulo de las andanzas del maestro interino, y hoy hablaremos de la vida fuera del cole.

Sí, fuera del cole, porque el trabajo como interino (como comentamos en anteriores capítulos) condiciona tu vida, dentro y fuera del aula.

Pongamos por caso una maestra interina destinada (por un tiempo, como sabemos, indeterminado) en un pueblo a unos 200 km de su residencia habitual.

Hablemos del pueblo: un pueblo cercano a la ciudad y a la costa, pero sin un fácil acceso a la misma, es decir, sin transporte público de ningún tipo; con una población de 3000 habitantes aproximadamente, la mayoría de los cuales viven en urbanizaciones alejadas del centro educativo. Lo que es el pueblo, 4 calles, un bar, y un ultramarinos. Media de edad de los habitantes (sin contar las urbanizaciones): 70 años. No exagero.

Hablemos de la maestra: interina (primer año, o para ser más precisos, primeros meses), con pocos recursos y sin vehículo propio.

Si la maestra descrita es destinada al pueblo comentado, ¿cuál es el resultado?

ABURRIMIENTO, como véis, con mayúsculas y en negrita. Y os cuento por qué.

Porque cuando sales del cole a las 5 de la tarde (o a la hora de comer, si estamos en junio) te vas a casa. A tu fría y solitaria casa de alquiler. Sin más compañía que la televisión y el portátil. Perdón, y los insectos que se cuelan por la ventana.
No puedes hacer nada. Estás prisionera. No puedes salir a pasear por el pueblo, porque sería como dar vueltas a una misma manzana. No puedes ir a la playa, aunque la tengas a menos de 10 minutos en coche y tampoco a la ciudad. No puedes salir a tomar algo, pues sólo hay un bar de borrachuzos en la calle de al lado. Ni siquiera ir a comprar. Y lo peor no es que no puedas hacer todas estas cosas, sino que no tienes a nadie a quien contárselas; porque dadas las características del pueblo, ningún compañero del cole vive en él, y cuando toca la sirena "ponen pies en polvorosa" y se largan de allí, dejándote sola y desamparada.

Ante todo esto, algunos pensarán: qué suerte! así no te distraes y tienes todo el tiempo para estudiar. Pero se equivocan, de suerte nada, porque:

- Es necesario relacionarse, tener vida social, caminar, salir... para sentirse bien con uno mismo y tener fuerzas para estudiar.
- No hace falta tener mucho tiempo para estudiar, lo que hace falta es saber organizarse.

Y creo que con todo esto os podéis hacer una idea de cómo es la vida del maestro interino, en este caso fuera del cole. Continuaremos en el próximo capítulo, donde abarcaremos el asqueroso mundo de las oposiciones.

Pdata: gracias a Dios, o mejor dicho, gracias a un durísimo trabajo, a día de hoy ya no estoy dentro del colectivo de interinos, como comentaré en el próximo capítulo. Pero seguiré describiendo y mostrando a todos cómo es de dura la vida del maestro interino.